En el comienzo de
cada humano y desde el mismo
vientre se genera la personalidad que se basa en las percepciones y
estimulaciones agradables o desagradables, cada sentimiento marca un
pensamiento, los hechos probados y vividos en nuestro entorno la
reacción visible ante los demás y los resultados ante lo aprendido
hace la realidad en hombres
como en mujeres.
Es mayor la marca y el efecto que
dejan en los menores las mujeres desde el vientre ya que por lo general el
hecho de sentir y comunicar al vientre sus estados anímicos y en especial los de mayor intensidad como inseguridad y miedo a quedarse solas e indefensas en el periodo pre
gestación y pos gestación, por lo que buscan o generan situaciones que
les de sentimientos de seguridad y afecto lo que conlleva a dar el poder a
otras personas (pareja, familia), ocupaciones (trabajo, estudio) o cosas (dinero, poder) para sentirse más seguras económica,
afectiva y socialmente, pero lo que ocurre es lo contrario, ya que no se ha educado a las futuras madres y futuros padres en nuestra sociedad para ser y llevar una vida equilibrada a sus hijos e hijas. El carácter
puede ser moldeado por la educación dada desde su infancia, no hay un estándar
o un carácter más correcto que otro ya que esto lo define un medio de
vida social, hay personalidades con mayor o menor experiencias
de buen trato o maltrato psicológico y físico. La visión hacia el futuro debe ser guiada por estándar de vida sana en todos los aspectos y esto mas que ser un derecho es un deber tanto individual como social, que todo el que pertenece a la humanidad lo tendrá que hacer cumplir.
Se define
maltrato infantil como cualquier acción (física, emocional o sexual) no
accidental contra un menor, cometido por una persona o varias, hay 3 tipos de
consecuencias:
1. Consecuencias
inmediatas.
2. Consecuencias
a mediano plazo.
3. Consecuencias
a largo plazo.
Cuando el menor
está en los primeros momentos de desarrollo evolutivo, es maltrato causa
efectos negativos en las capacidades relacionales de apego y en la autoestima
del niño. También se dan otras consecuencias a causa del maltrato como son las
pesadillas y problemas del sueño, los cambios de hábitos de comida, las
pérdidas del control de esfínteres, deficiencias psicomotoras y trastornos
psicosomáticos. Si el maltrato se da en escolares y adolescentes encontramos:
fugas del hogar, conductas autolesivas, hiperactividad o aislamiento, bajo
rendimiento académico, deficiencias intelectuales, fracaso escolar, trastorno
disociativo de identidad, delincuencia juvenil, consumo de drogas y alcohol,
miedo generalizado, depresión, rechazo al propio cuerpo, culpa y vergüenza,
agresividad, problemas de relación interpersonal.
Por ello, como adultos, emocionalmente son incapaces de demostrar sus sentimientos, porque
cuando niños solían ser obligados a esconderlos. Además tenderán a realizar
sólo aquellas conductas que consideran que van a ser aprobadas por los demás,
evitando así las consecuencias negativas derivadas del enfrentamiento.
También es habitual observar en los adultos que de niños han sido
maltratados cuadros depresivos, ya que la privación afectiva que han sufrido
durante su infancia, al no recibir el cariño, la comprensión y los cuidados
necesarios cuando eran niños desemboca en una depresión, que muchas veces está
disfrazada bajo otras conductas como alcoholismo, ludopatía, comer en exceso,
etc. la exposición al maltrato infantil no sexual,
es decir, el abuso físico, abuso emocional y negligencia, se asocia con un
mayor riesgo de una amplia gama de problemas psicológicos y de comportamiento,
incluyendo la depresión, el abuso de alcohol, ansiedad y comportamiento suicida.
El maltrato nunca se olvida, solo espera a perdonar y se da cuando el perpetrador del maltrato pide perdón sin justificar o enmascarar sus actos con olvido o disfrazarlos por su negligencia e infelicidad ante la vida.
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